S&P Global Ratings se refirió a lo que podrían ser los principales retos macroeconómicos del nuevo gobierno de Colombia, a cabeza de Gustavo Petro.
Un primer eje de análisis se centra en que, a ojos de la calificadora, se prevé que el crecimiento económico sostenido ayude a reducir los déficits fiscales y estabilice la deuda neta del gobierno general en alrededor del 60 % del PIB durante los próximos dos o tres años.
El otro punto de expectativas se centra en que se mantenga el endurecimiento monetario con el objetivo de contener la inflación.
En ese sentido, ante el escenario en el que se baje la calificación, S&P tiene en cuenta que en los próximos dos años se debilite la capacidad del nuevo Gobierno para mantener el consenso político sobre las políticas para sostener las perspectivas de crecimiento.
Al tiempo que el crecimiento del PIB esté por debajo de las expectativas. Esto último podría indicar una menor capacidad de recuperación económica en el contexto de un crecimiento global más lento y mayores tasas de interés.
“También podríamos bajar la calificación si el gran déficit de cuenta corriente de Colombia se vuelve más grande, lo que resulta en una mayor deuda externa y un deterioro inesperado en las condiciones de financiamiento externo”, se lee en el análisis.
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Del lado de perspectivas para subir la calificación está presente si el crecimiento del PIB es consistente y mucho más rápido de lo esperado, mientras Colombia implementa medidas estructurales que reduzcan el déficit fiscal, la carga de la deuda del gobierno y fortalezcan las finanzas públicas.
Lo que se espera del gobierno Petro
Para S&P, el Gobierno de Petro necesita implementar reformas sociales y económicas mientras mantiene la estabilidad macroeconómica y el crecimiento continuo del PIB.
“Esperamos continuidad en los pilares clave de la política económica, como las metas de inflación, la política monetaria y un tipo de cambio flexible. El marco institucional del país, que incluye un banco central independiente limita las acciones discrecionales del presidente”, agrega el análisis de la calificadora.
De acuerdo con S&P, es destacable que el gobierno de Colombia contiene pesos y contrapesos que darán forma a las políticas de la nueva administración “y el fuerte poder judicial tiene un historial de resistencia a la presión política de los presidentes”.
Del lado de los retos más importantes, la agencia ve que Colombia sufre una alta desigualdad de ingresos y una pobreza persistente.
Esto último sobre la base de que el fuerte crecimiento del consumo, la inversión y las exportaciones debería dar lugar “a una expansión del PIB de alrededor del 4,6 % en 2022 y un promedio del 3 % durante 2023-2025, mejor que otras grandes economías latinoamericanas. Sin embargo, la nueva administración enfrenta el desafío de garantizar que los frutos del crecimiento se distribuyan más ampliamente en toda la sociedad”.
Finalmente, y teniendo en cuenta que se plantearon cambios importantes en materia petrolera, asegura S&P que Petro tiene propuestas “ambiciosas” para reducir la dependencia económica y exportadora de hidrocarburos del país. Todavía así, se prevé que la administración seguirá “un enfoque pragmático”.
Advirtiendo que las subastas de exploración de campos “probablemente reduciría la inversión privada en el sector de hidrocarburos (aún un componente importante de la inversión) y podría debilitar gradualmente las finanzas de la empresa energética estatal Ecopetrol. Las reservas de petróleo de Colombia se encuentran actualmente en ocho a nueve años de producción, pero probablemente disminuirán si hay una menor inversión”.
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El punto positivo también está en el hecho de promover la diversificación económica mediante el fortalecimiento de otros sectores de exportación: turismo, la agricultura y la industria.
Este plan “requerirá políticas económicas bien diseñadas. Además, llevará tiempo impulsar las exportaciones no tradicionales para compensar las menores exportaciones de petróleo y carbón”, concluye S&P.