La receta estanflacionaria requiere de varios ingredientes. Colombia, al igual que el grueso de la economía mundial, se ve presionada por una inflación alta que se explican por el traumatismo del transporte internacional de mercancías y el eventual desbalance entre la oferta y la demanda.
Esto se ha traducido en que, por poner un ejemplo, Colombia alcance su variación más alta en inflación de alimentos en registros del Banco de la República, llegando a estar cerca del 20 %.
En ese sentido, Colombia ya tiene el primer ingrediente de la estanflación: una inflación muy por encima del rango meta del Banco de la República (de momento va en el 6,94 %).
Con esto de base, el segundo ingrediente importante de la receta es la tasa de desempleo: Colombia también la tiene, arriba del 12 %, y con la expectativa de que en 2022 termine sobre el 11 %, que si bien da cuenta de una reducción, sigue siendo de las más altas de América Latina.
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En esa primera fotografía, el riesgo que tiene Colombia de entrar a un periodo de estanflación es alto y así mismo lo ve Andrés Langebaek, director de estudios económicos del Grupo Bolívar.
Las posturas
“Creo que sí hay un riesgo: la inflación se podría trasladar en un menor crecimiento a nivel global. Lo que se traduce en caídas de la confianza del consumidor, entre otros. Eso ya pasa en Colombia y en Estados Unidos”, agregó Langebaek.
Justamente la postura del analista abre la puerta a explicar que en la estanflación también juega un papel importante el comportamiento de la actividad económica y el crecimiento del PIB.
Bajo esta última posición, parece haber un respiro. Colombia acaba de informar un crecimiento del 10,6 %, el más alto en las cuentas del Dane, y la perspectiva está para que el PIB repunte al 5 % en 2022, desde la visión del Gobierno.
Lo anterior, según ha manifestado el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, llevaría a que Colombia alcanzara su nivel de crecimiento económico como si el país no hubiera tenido que pasar por una pandemia.
Es claro entonces que, si bien hay picos de inflación, las expectativas están para que se reduzcan a cierre de año, aunque no lo suficiente como para volver a tener una inflación en el rango meta del emisor: los analistas ven el dato terminando año arriba del 5 %.
Otras variables
Ahora, lo que no parece probable es que Colombia entre a un lapso de recesión, con dos trimestres consecutivos de caída económica.
Esto último, advierte Raúl Ávila, profesor de la Facultad de Economía en la Universidad Nacional, lleva a pensar que sea difícil para Colombia verse inmersa en un proceso de estanflación.
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“La polítca monetaria y fiscal trabaja para que se puedan tener menores datos de inflación. Pero el punto está en que el resto de condiciones macro llevan a que el país pueda tener robustez económica”, agregó Ávila.
El asunto está entonces en qué tantos riesgos tiene Colombia para no crecer lo esperado, un 3,8 %, a ojos de Langebaek, es todavía soportable para el fenómeno. Sin embargo, agencias calificadoras como Fitch Ratings han advertido que se mantienen peligros para crecer por debajo de lo pronosticado.
La misma pandemia, la inflación y los eventos políticos y sociales pueden ser factores que mitiguen el crecimiento del país.
En el entretiempo, tanto Ávila como Langebaek esperan que, del lado del Banco de la República, el aumento de las tasas de interés se dé con la prudencia que muestren los datos. Mientras el Gobierno sigue motivando la contratación de más personas de manera formal y reduce sus niveles de gasto público.