El Centro de Investigaciones Económicas y Financieras (Cief), de la Universidad Eafit, entregó sus pronósticos para el comportamiento de la actividad económica de Colombia en 2021.
Se lee en el Análisis de Coyuntura número 15 que el país se enfrenta a una senda holgada de recuperación de su actividad económica, con los eventuales riesgos que puedan presentarse por la incertidumbre que llega a manos de la pandemia y un contexto inflacionario complejo.
De esta manera, las proyecciones del estudio indican un crecimiento del 9,9 % en 2021, ese repunte tiene en cuenta un rango entre el 9,4 % y 10,4 %.
“Sin duda, el año cerrará con un incremento importante del producto, pero seguramente con un déficit de empleo, que (hay que insistir en ello) es el principal problema de corto plazo que enfrentamos”, se lee en el documento de Eafit.
El llamado que se hace en el informe tiene en cuenta el hecho de que, entendiendo las consecuencias de la pandemia, es importante que la sociedad en conjunto busque estructurar políticas nuevas de protección para los hogares y sectores más vulnerables.
Bases y riesgos de la reactivación
Esto se materializa, entre otros pendientes, en la necesidad de reorientar el sistema tributario “hacia el disfrute de las rentas y no a creación y generación de riqueza”.
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“Hemos desarrollado una actitud individualista, en la que priman los valores de la viveza y del ingenio por encima del ser colectivo y la solidaridad. El mundo está aprendiendo nuevas formas de solidaridad y de responsabilidad ante lo que se denomina partes interesadas, y será seguramente en esa dirección que debemos movernos para generar un futuro mejor para las próximas generaciones”, agrega el análisis.
De otro lado y sobre la coyuntura de una inflación alta, el informe explica que un costo de vida cercano al 5 % va a ser sustancial para entender el comportamiento de la política monetaria del Banco de la República.
“Esperamos (y nos parece conveniente) que el Banco de la República continúe aumentando de tasa de política en lo que resta de este año y en el siguiente (y que probablemente pueda situarla, en el mejor de los casos, en 3,5 % para mediados de 2022)”, dice el análisis.
El llamado de atención está en el hecho de que las decisiones del emisor no tienen garantizado un efecto capaz de observarse inmediatamente sobre el comportamiento de la inflación en Colombia.
“Pero es indudable que de no haber aumentado la tasa y no continuar aumentándola, lo que podría pasar casi con certeza sería peor: permitir un aumento más rápido de la tasa de cambio, un desborde mayor y más prolongado de la inflación, el ascenso de las expectativas y, después, una consecuente recesión”, explica el informe.
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