Tres emprendedoras que empoderan comunidades con sus negocios digitales

Estas tres mujeres se atrevieron a emprender y, gracias a las redes sociales, hoy sus productos llegan a todo el mundo.

De la tradición surgen ideas innovadoras para emprender. Ese es el caso de estas tres mujeres, todas radicadas en Colombia, quienes buscaron responder a las necesidades del mercado para comenzar negocios digitales que generan empleo, representan importantes ingresos y tienen una proyección internacional.

Emma Mesa, creadora de Maquiempanadas, aplicó conceptos de innovación para desarrollar máquinas que tienen la capacidad de fabricar hasta 1.600 empanadas por hora y otros productos de la cocina latinoamericana, como los aborrajados, que son exportadas a Alemania, Canadá y Estados Unidos, entre otros, e internacionalizan la comida local. (Vea aquí más noticias de emprendedores).

Elizabeth Arisala, una mujer afro del distrito de Agua Blanca, en la ciudad de Cali, consolidó el emprendimiento de mujeres Juntanza Sorora, que articula las tradiciones de su comunidad con una necesidad que identificó en el mercado: tener productos y servicios para el cuidado del cabello, especialmente dirigidos a las demandas de otras mujeres afro como ella.

Y Adriana Meaury, una migrante venezolana que arribó a Colombia en octubre de 2017, hizo del fitness un negocio sostenible, a través de sus Páginas de Facebook e Instagram y las herramientas para negocios de WhatsApp. En esas plataformas enseña rutinas para hacer del ejercicio un estilo de vida y vende productos que acompañan a sus usuarios en ese proceso.

Valora Analitik y Meta (nuevo nombre de la casa matriz de Facebook) se unen para contar estas historias de emprendedoras, en el marco de la Semana de la Mujer Emprendedora. Estos casos muestran cómo el uso de las plataformas digitales permite consolidar negocios con una visión global, que generan empleos locales y transforman las vidas de los usuarios.

La globalización de la empanada 

En Colombia se consumen 12 millones de empanadas al día y la mayoría de estas son elaboradas a mano. Un empanadero puede preparar hasta 100 unidades medianas en una hora, cuando está en su pico de productividad, pero Emma Mesa creó máquinas que pueden producir desde 500 hasta 1.600 unidades en ese lapso.

La empanada es un alimento tradicional latinoamericano, que se elabora a base de maíz o de harina de trigo, tiene forma de media luna, lleva un relleno en su interior y fue heredado de las comunidades indígenas. 

Ese producto inspiró a Mesa a crear Maquiempanadas, una compañía de Manizales que exporta el 90 % de su producción de aparatos, que sirven para procesar ese y otros alimentos comunes de la región, como la carne mechada. 

La idea surgió en 2009 de una investigación de mercados que desarrolló mientras estudiaba su maestría en Negocios Internacionales, pero necesitaba entender cómo se estaban preparando esos alimentos para poder crear una herramienta que pudiera elaborarlas. Entonces, se internó en una fábrica de empanadas para conocer el proceso productivo manual y sumó a su papá, Carlos Mesa, ingeniero mecánico, al proyecto.

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“Los recursos iniciales salieron del sueldo que tenía cuando trabajaba para otra empresa, invertí diez millones de pesos y con eso creamos una máquina. Nuestra primera venta fue a un cliente en Canadá, fuimos muy sinceros contándole que era el primer negocio que hacíamos. Junto a ellos aprendimos a exportar”, cuenta Emma Mesa.

La adopción de la comida colombiana en el exterior crece a un promedio del 22 % anual. Los connacionales que han migrado comienzan a buscar esos alimentos en otros países, los comparten con sus vecinos y crean una dinámica de demanda. Por eso, las ventas de Maquiempanadas se centran en clientes internacionales: desde Canadá y Estados Unidos, hasta Nueva Zelanda, Angola y otros destinos.

Solo cinco años después de comenzar la compañía, comercializaron su primera máquina en el mercado local, que representa el 10 % de sus ventas. La empresa, afincada en la ciudad de Manizales, genera 25 empleos directos, 15 indirectos y tiene ocho patentes, de las que seis están en Colombia, una en Ecuador y otra en Estados Unidos, donde está acreditada como la primera inventora de la máquina de empanadas y tiene una sede de distribución en Miami.

“Las redes sociales fueron fundamentales para el crecimiento en Estados Unidos y también se constituyeron como la base de la estrategia que tuvimos en la pandemia. WhatsApp es un canal fundamental para las ventas y utilizamos las herramientas de la Red de Líderes de Facebook”, relató la emprendedora.

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Maquiempanadas desarrolla 500 máquinas al año, en un sistema de producción en línea que le permite ensamblar una unidad en dos horas y media y enviarla a Estados Unidos en cuestión de ocho días. La empresa logró un crecimiento del 9 % del 2019 al 2020 y proyecta que ese indicador para el 2021 llegará al 20 %. La meta es vender un millón y medio de dólares en este año.


Emprender desde la identidad afro

Elizabeth Arisala creció entre crespos y peinados. Ella, una mujer afro del Pacífico colombiano, recuerda cómo de pequeña se juntaba con sus primas y tías para organizarse el cabello. 

A ese encuentro para formar un círculo de mujeres y hacerse trenzas entre ellas le decían La Junta, y de ahí nació Juntanza Sorora, proyecto que surgió en redes sociales para generar identidad sobre el pelo crespo, vender productos únicos para tratarlo y ofrecer servicios de peinado.

“Teníamos un norte. Nuestro enfoque de empresa fue rescatar lo que en el mercado se estaba perdiendo porque no había productos adecuados para las necesidades del cabello afro. Nunca encontré un lugar para arreglarme y siempre había querido emprender, entonces, construí este emprendimiento”, cuenta.

Todo comenzó en 2015. Arisala y su prima Karen montaron un perfil en el que mostraban cómo peinar una melena afro y los comentarios no tardaron en llegar: cómo lograr esos peinados, qué productos utilizar y dónde conseguirlos. Entonces, importaron champús, acondicionadores y tratamientos para comercializarlos y los clientes siguieron apareciendo. A los cinco meses de tener una cuenta en redes, entendieron que esa era una oportunidad de negocio.

Elizabeth Arisala es administradora de empresas, una profesión que aprovechó para aplicar una investigación de mercados, buscar proveedores locales y hacer proyecciones de compras e importaciones de productos. Sus primeros clientes fueron de Cali y pronto aparecieron pedidos de zonas del país como Armenia o Pereira, donde no hay una comunidad afro importante, e incluso de Ecuador, España y Francia.

“El negocio fue rentable desde el día uno, era tal la desatención a esta comunidad que las personas respondieron inmediatamente. Facebook, Instagram y WhatsApp nos han dado mucha visibilidad, nos permiten llegar a lugares en los que no podemos estar físicamente y representan hasta el 80 % de nuestras transacciones”, cuenta la fundadora de Juntanza Sorora.

Entre ventas de productos, asesorías en línea y trenzado a domicilio, llegaron al punto de equilibrio en 2019, generando cuatro empleos directos para mujeres afro, quienes son madres cabeza de hogar; el emprendimiento perfila un crecimiento del 40 % para 2021 porque, como lo dice su fundadora, “en pandemia esto explotó”.

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“Mi inspiración es ver que los clientes comienzan a aceptarse. Somos muy identitarias, buscamos empoderar y queremos mostrar las técnicas de belleza para una mujer negra”, afirma Arisala. También hay clientes hombres, quienes buscan productos para sus parejas o son padres de familia que están en un proceso de aprendizaje para que sus hijos, con cabello afro, estén a gusto con sus crespos.

Juntanza Sorora se trazó la meta de abrir un punto físico en Cali, un objetivo para el que todavía busca recursos. También busca profesionalizar sus técnicas de fotografía y video para mejorar su presencia en redes sociales, porque están convencidas de que ese es el canal ideal para apalancar el crecimiento de su emprendimiento.

El fitness y la monetización en Facebook

“No dimensionamos todo lo que podía llegar solo con un video en Facebook. Sus herramientas nos han cambiado la vida”. Ese es el testimonio de Adriana Meaury, una venezolana que llegó a Colombia en octubre de 2017 y consolidó un emprendimiento a través de Facebook e Instagram, dedicado al fitness y la vida saludable.

Comenzó en enero de 2019, cuando subió su primera rutina de ejercicio mientras entrenaba en un gimnasio. En ese tiempo trabajaba como vendedora en una tienda y empezó a usar sus redes sociales para compartir su estilo de vida. Las cuentas fueron creciendo y formó una comunidad que ya contaba con centenares de seguidores.

En febrero de 2020 ella y su esposo apostaron por lanzar una colección de ropa deportiva para comercializarla a través de sus cuentas, pero llegó la pandemia. El 25 de marzo, cuando apenas empezaba el confinamiento, él le propuso hacer una rutina en vivo, en la sala de su casa y con un celular prestado; así, las interacciones fueron creciendo: pasó de hacer un live en el que se conectaban 30 personas, la mayoría familiares, hasta consolidar 23.800 usuarios en línea entrenando junto a ella.

Los videos en redes sociales fueron el motor de la marca Meaury. Aún en pandemia, su cuñado le propuso hacer otro en vivo modelando sus diseños y logró vender la colección completa. Para julio de 2020 conoció la herramienta de estrellas en Facebook, que permite monetizar los videos, y empezó a percibir ingresos a medida que sus seguidores le enviaban estrellas, una interacción gracias a la que compró un celular y elementos para la escenografía.

“Este proyecto comenzó para despejar mi mente, pero a través de él muchas personas han cambiado su estilo de vida. Cuando se emprende hay que hacer sacrificios, salir de la zona de confort, no es imposible formar un emprendimiento, pero hay que saber que este necesitará un momento de mucha inversión”, relata Meaury.

En 2020 su negocio creció 50 % y para 2021 el comportamiento de ese indicador se perfila en un 80 %. La mayoría de sus seguidores está en Colombia, Ecuador, México y Venezuela, y ha alcanzado etiquetas de personas en Noruega, Belice, Suecia, y otros destinos que antes parecían lejanos.

Su emprendimiento tiene dos líneas: contenidos de fitness y comercialización de ropa deportiva. Gracias a las herramientas en Facebook para negocios puede monetizar las interacciones y canales como WhatsApp le han permitido enviar sus productos a 14 países. Esa suma de estrategias hace que genere ocho empleos directos.

“Si me hubiese rendido cuando se conectaban 50 personas no habría llegado a esto. Facebook rompe fronteras, te da una guía sobre cómo manejar tu cuenta, y lo que tienes que hacer es crear contenido, ser único y constante”, concluye Adriana Meaury.

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