Unas 40.000 personas eran elegibles para el traslado exprés a Colpensiones, pero con el archivo del proyecto, sigue en el aire la necesidad de una reforma pensional en Colombia.
Por: Marcelo Duque, CEO de Cómo Me Pensiono
La presentación de la propuesta del traslado exprés de cotizantes de fondos privados a Colpensiones en el 2022, que estaba incluida en el Presupuesto General de la Nación, y su posterior eliminación, son las dos caras de una misma moneda. Vea más en Finanzas Personales.
Por un lado, la propuesta inicial intentaba dar una solución a cerca de 19.000 personas -de un aproximado de 40.000 que serían elegibles para el traslado-, mayores de 52, en el caso de los hombres, y de 47, para las mujeres, que buscan una mejor pensión de vejez ante las diferencias sustanciales que ven entre el dinero que recibirían del fondo privado frente a la cantidad que les darían en Colpensiones.
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La otra cara, al archivarse la iniciativa legislativa, deja nuevamente en el aire la necesidad apremiante -y siempre aplazada-, de adelantar una reforma pensional en Colombia, que incluya una solución para estas personas, pues la cifras hablan por sí solas: en los últimos cinco años, 470.000 trabajadores se han trasladado de su fondo privado, al régimen de prima media de Colpensiones.
En el sentido contrario -de Colpensiones a un fondo privado- solo se han dado 30.000 casos en los últimos años. Esto para aquellos que aprovechan la norma que permite hacerlo diez años antes de la edad establecida para acceder a la pensión (57 años para las mujeres y de 62 para los hombres).
Reflexiones que plantea el archivo del traslado exprés a Colpensiones
Esta inconformidad plantea reflexiones y retos a las dos opciones. Sin duda, los fondos privados tienen ante sí el desafío gigantesco de seducir a los trabajadores para que quieran pensionarse con ellos.
¿Cómo hacerlo? Debe haber varias opciones, por ejemplo, replantear su sistema de comisiones. Me explico: actualmente, los fondos privados cobran un porcentaje sobre la base de cotización, pero más bien deberían cobrar sobre el desempeño del capital que recaudan del trabajador. Así, a mayor rentabilidad, más comisión, pero si hay periodos de desvalorización de los portafolios, ellos también deberían ganar menos.
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Del lado del sistema público, se debe pensar en quitarle presión a Colpensiones. Es cierto, que un traslado masivo del sistema privado al público aumentaría el pasivo fiscal. Entonces, ¿qué proponer? La reforma pendiente debería, por ejemplo, cambiar el hecho de que las pensiones más altas reciban subsidios, cuando estos deberían destinarse a cubrir a más personas de bajos ingresos.
También he planteado, en otros escenarios, la posibilidad de un modelo mixto, en el que todos los cotizantes reciban un salario mínimo y de manera obligatoria con Colpensiones. Si en dado caso, un cotizante tiene un ingreso que le permite destinar más ahorro, puede permitírsele ahorrar en un fondo privado, si sus ingresos se lo permiten y así poder aumentar su pensión de vejez.
Pero no toda la responsabilidad recae en estos dos protagonistas. Los trabajadores deben hacer más por sí mismos para tener cierta calidad de vida en su edad adulta, tarea que debe comenzar en edades tempranas. El ahorro de largo plazo es la herramienta más potente para tener una mejor pensión en la vejez. En este sentido, el sistema podría ayudar fortaleciendo los estímulos para que las personas ahorren para su retiro.
Estas inquietudes no hacen más que ratificar la necesidad de una reforma, por lo que no hay que dudar que las propuestas como el traslado exprés se seguirán haciendo.