La creciente subida de precios que vienen registrando el acero y el hierro le pasarían una dura factura el próximo año a la vivienda en Colombia, justo cuando la recuperación económica seguirá siendo clave en la pospandemia.
Mayores fletes de transporte marítimo y de los costos de producción vienen poniendo en jaque a un sector que ha liderado la reactivación, tanto en los rubros de edificaciones como de obras civiles. Lea más en Infraestructura.
En la medida que la economía mundial ha ido reactivándose, la demanda por bienes y servicios ha crecido más rápido de lo previsto, al punto que la oferta no está siendo capaz de responder a esa velocidad.
La consecuencia a corto plazo, según lo explicado en un Webinar de Corficolombiana, ha sido la escasez de varios insumos y el incremento de sus precios.
Pero a largo es aún más compleja. Según técnicos de la entidad, la subida de precios que vive actualmente el mundo llevará a darle un golpe al bolsillo de los colombianos.
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De acuerdo con sus cálculos, el próximo año se podrían presentar presiones al alza en los precios de las casas y apartamentos nuevos de unos 0,4 puntos porcentuales.
El efecto también se sentiría en los lanzamientos de nuevas unidades, sobre todo en el segmento de interés social, que tiene unos topes y características definidas por ley.
En plata blanca, por cada punto que suban los costos de construcción, el número de proyectos nuevos lanzados caería en dos puntos porcentuales. Esto se reflejaría un año y medio después del alza de tarifas.
Dicha realidad tiene prendidas las alertas en la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol). Según Edwin Chiriví, vicepresidente técnico del gremio, la mayor preocupación está en que, en plena reactivación, se tendrían que aplazar muchos inicios de obras.
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La razón es que los empresarios tendrían que asumir un costo cercano a los $1,6 billones, ya que el acero y el hierro copan buena parte de lo que deben invertir.
Algo similar sucedería en la construcción de obras civiles, cuyos costos vienen registrando los niveles más altos en cerca de una década.
“El incremento de los costos tiene un efecto negativo sobre la ejecución de carreteras, que persiste hasta por nueve meses. Los mayores precios representan riesgos para su ejecución”, señalaron los expertos.
A pesar de lo anterior, el sector tendría un incremento positivo en su PIB y volvería a niveles prepandemia en la segunda mitad del próximo año.
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