Este 23 de julio se inauguraron, oficialmente, los Juegos Olímpicos de Tokio, los más caros de la historia, con una inversión que va en US$15.000 millones pero que, por la pandemia, la falta de publicidad y la ausencia de público, pueden llegar a tener un sobre costo hasta superar los US$22.000 millones, según cifras del Gobierno de Japón.
Precisamente por esa ausencia de público, la puesta en marcha de unos Olímpicos atípicos, luego de haberse aplazado en 2020 por la pandemia, dejará un hueco sustancial para varias ramas de la economía. Fitch Ratings dio a conocer un informe en el que tasa las consecuencias para las reaseguradoras, una de las más afectadas por la crisis.
De acuerdo con el informe, se espera que, por no permitir el ingreso de personas a los sitios del evento, el sector mundial de reaseguros se vea afectado entre US$300 millones y US$400 millones.
Lo anterior se da debido a los pagos por reembolsos de entradas y hospitalidad. “Sin embargo, esto es solo entre el 10 % y el 15 % del monto que las reaseguradoras habrían enfrentado si los Juegos Olímpicos se hubieran cancelado”, dice el análisis.
De esta manera, la estimación que tiene Fitch sobre la cobertura para los Juegos Olímpicos es de aproximadamente US$2.500 millones. Este monto comprende US$1.400 millones contratados por el Comité Olímpico Internacional y el Comité Organizador de Tokio, US$800 millones por las emisoras y US$300 millones por otras partes, como equipos deportivos, patrocinadores y hostelería.
“Creemos que las reaseguradoras soportarían la mayoría de las pérdidas derivadas de esta cobertura, dado que las exposiciones de alta gravedad suelen estar muy reaseguradas”, explica Fitch.
Varias fueron las voces que insistieron en la necesidad de cancelar definitivamente estos Olímpicos, como se hizo en 1916, 1940 y 1944, a cuenta de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, explica Fitch, la cancelación de los Juegos Olímpicos “habría provocado las mayores pérdidas (…) Lo que se sumaría a la presión sobre las ganancias de los reaseguradores por la pandemia y las deficiencias de las reservas de siniestros en Estados Unidos, y luego de varios años de altas pérdidas por catástrofes naturales”.
En cambio, los Juegos Olímpicos “a media marcha” obligan a realizar pagos de reaseguro, que deberían limitarse principalmente a “las pérdidas por la venta de entradas y la hospitalidad”.
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Ese monto de pérdidas no debería, según Fitch, afectar significativamente las ganancias, en particular dadas las reservas que los reaseguradores ya habían reservado en previsión de pérdidas potenciales.
Recuerda el informe que las pólizas de seguro renovadas para la cancelación de eventos “ahora excluyen la cobertura de pérdidas debidas a enfermedades transmisibles, lo que debería proteger a las aseguradoras y reaseguradoras de las pérdidas resultantes de más bloqueos para combatir la pandemia de coronavirus o pandemias futuras”, concluye el análisis.
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