El impuesto global a las multinacionales recibió el respaldo de 130 países que se sumaron a la premisa de crear una reforma fiscal internacional para evitar la evasión de impuestos y unificar las tasas que implementa cada Gobierno para las grandes empresas, en un 15 %.
Esos países y jurisdicciones, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), representan el 90 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, un dato que evidencia la acogida global que ha tenido la medida.
Un paso fundamental para hacer realidad el impuesto a las multinacionales es crear un nuevo marco de reforma fiscal internacional. El proceso avanza y la Organización proyecta que para octubre se concreten las piezas necesarias para hacer realidad los cambios técnicos. El tributo comenzaría a aplicarse en 2023.
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La Ocde detalló que “el marco actualiza los aspectos clave del centenario sistema fiscal internacional, que ya no resulta adecuado para la economía globalizada y digitalizada del siglo XX”.
El aspecto tecnológico es fundamental en este proyecto, debido a que se considera cobijar a las compañías de naturaleza digital con este impuesto. Es decir: las plataformas que prestan servicios en todos los países, pero solo tienen oficinas físicas en unas cuantas jurisdicciones también tendrían que pagar ese gravamen.
El primer pilar del marco para la reforma fiscal internacional busca garantizar que las empresas multinacionales paguen impuestos en el sitio donde operan, con el objetivo de crear una mejor distribución de los derechos tributarios entre los países.
Igualmente, reasignará algunos derechos tributarios de esas organizaciones, trasladándolos a los territorios donde desempeñan sus actividades comerciales y obtienen beneficios. En este punto, según la Ocde, no importará si tienen presencia física o no en estos.
El segundo pilar habla de añadir premisas de estabilidad y seguridad al marco tributario internacional, estableciendo una base mínima de competencia fiscal en materia de impuestos a la renta de las empresas, que sería de, al menos, el 15 %. Ese punto facilitará poner en marcha un impuesto mínimo a las grandes corporaciones en el ámbito internacional.
“El paquete de dos pilares proporcionará el apoyo tan necesario a los gobiernos que requieran recaudar los ingresos fiscales indispensables para sanear sus presupuestos y sus balances, y al mismo tiempo invertir en servicios públicos esenciales”, consideró la Ocde.
El impuesto global a las multinacionales está siendo impulsado por Estados Unidos, a través de su secretaria de Tesoro, Janet Yellen, y cuenta con el respaldo de grandes potencias como Alemania, Francia y otros líderes del G7, que dieron peso a la discusión internacional sobre este asunto.
De forma preliminar, líderes de la iniciativa esperan que cada año los derechos tributarios sobre más de US$100.000 millones de beneficios se reasignen a jurisdicciones de mercado.
Ese piso mínimo del impuesto del 15 % aportará cada año cerca de US$150.000 millones en ingresos fiscales adicionales al en el ámbito mundial.
Mathias Cormann, secretario general de la Ocde, consideró que “este histórico paquete garantizará que las grandes empresas multinacionales paguen el porcentaje justo de impuestos que les corresponde en todas partes”. Cormann dice que el paquete no elimina la competencia fiscal.
El acuerdo preliminar para crear un marco fiscal internacional es un avance histórico que se hace realidad después de que presidentes y jefes de Estado de las grandes potencias manifestaran su voluntad política para consolidar la reforma.
Argentina, Brasil, Chile y Colombia son algunos de los países de Latinoamérica que respaldaron la creación del impuesto global a las multinacionales.
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