Como es habitual cada año, la Asamblea General de Naciones Unidas votó la resolución que anualmente presenta Cuba ante el organismo, pidiendo el fin del bloqueo.
En la misiva, 184 de los 193 miembros reclamaron terminar con el embargo a la isla, mientras que dos votaron en contra (Estados Unidos e Israel) y tres presentaron abstenciones.
Bruno Rodríguez, canciller de Cuba, presentó ante esa instancia el informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, en el que consideró que las sanciones significaron US$9.157 millones para la isla entre abril de 2019 y diciembre de 2020.
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Según la administración de La Habana, en el marco de la pandemia de la Covid-19 se incrementó la presión sobre la isla, generando pérdidas por US$5.000 millones en 2020.
El embargo a Cuba fue aplicado en abril de 1961 por la administración de John F. Kennedy y ha sido llevado ante la máxima instancia de Naciones Unidas durante los últimos 28 años.
Las sanciones llevan seis décadas y se endurecieron durante la administración de Donald Trump (2016-2021), quien deshizo los históricos acercamientos de Barack Obama (2008-2016) con el régimen de los Castro.
Miguel Díaz-Canel, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de Cuba, sentenció que “Estados Unidos no tiene derecho a sancionar”.
Las sanciones contra otros países son una herramienta de política exterior aplicada por Estados Unidos. Además de Cuba, estás también están vigentes para naciones y gobernantes de Irán y Venezuela.
El mandatario Joe Biden se ha mostrado abierto a revisar las políticas en referencia a la isla, pero también ha destacado que Cuba no es una prioridad en su agenda internacional.
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