Pese a haber mostrado un buen comportamiento en 2020, los productores y comercializadores del sector arrocero en Colombia están preocupados por el panorama de 2021 al demostrase un exceso de inventarios y una fuerte caída en los precios del cereal. Para más información de agro haga clic aquí.
Las dudas se han gestado alrededor de un posible exceso de inventarios, según lo reveló la Gerencia de Investigaciones de Agroindustria de Bancolombia.
La medición recordó que las cifras del segundo semestre de 2020 mostraron un aumento de 14 % y 8 % en producción y área sembrada, respectivamente, comparado con el segundo semestre de 2019.
De acuerdo con el análisis de Bancolombia, la oferta de arroz se ha mantenido creciente en 2021, y los precios han retrocedido, con la preocupación de que la cosecha del segundo semestre, en promedio, ha representado históricamente alrededor de 68 % del total anual.
“A menos que se vengan reduciendo las siembras para la cosecha del segundo semestre en función del consumo e importaciones esperadas, podría darse una situación de exceso de inventarios que afectaría al cultivador, quien tendría que vender a precios más bajos, o secar, almacenar y financiar los inventarios hasta que puedan comercializarse a un mejor precio”, señaló el documento.
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Las previsiones le apuntan a que la estacionalidad de la cosecha será cada vez más marcada y, con esto, la volatilidad en los precios para el cultivador.
Cabe recordar que entre 2015 y 2020 el área sembrada anual de arroz mecanizado creció 134.000 hectáreas, y de ese crecimiento 118.000 provino del sistema secano (no cuenta con riego), y 73.000 hectáreas de la zona llanos, donde la cosecha se concentra en el segundo semestre.
Esta tendencia podría acentuar el comportamiento estacional y la volatilidad de los precios del arroz paddy, lo que aumenta la necesidad de una planeación disciplinada de las siembras y una mayor capacidad de almacenamiento de inventarios a disposición del cultivador, de acuerdo con el análisis de Bancolombia.
De otra parte, en cuanto a la molinería y el comercio de arroz, el encarecimiento de los alimentos importados podría darle una mano al consumo de arroz, según el estudio. Las cifras de decrecimiento en molinería a inicio de este año se dan por un efecto base.
Si se analizan las cifras del Dane de crecimiento real en las ventas de la industria de molinería de cereales (que, entre otros, incluye al arroz), se observó que a marzo de este año hay una caída acumulada de 3,5 %, comparado con el acumulado a marzo de 2020.
Este retroceso se da porque a ese mes del año anterior, por efecto de la pandemia, el crecimiento llegaba a 13 %, impulsado por una demanda por encima de lo usual de alimentos esenciales como el arroz.
Así las cosas, si se compara 2021 contra 2019, puede verse que acumulado a marzo de este año las ventas reales de la molinería crecen 9,2 %.
Entre tanto, mientras el arroz retrocede en precios al consumidor, otros alimentos siguen subiendo. Aun cuando en la formación del precio del cereal las importaciones juegan un papel cada vez más relevante, como en el TLC con Estados Unidos, las cotizaciones locales dependen en mayor medida de la oferta vía área sembrada.
Para otras cadenas de cereales como la del trigo y el maíz la situación es diferente, en la medida en que los precios locales siguen de cerca el comportamiento de los precios internacionales, con un factor adicional: la TRM.
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Mientras que los precios del arroz mantienen actualmente una tendencia a la baja que se viene transmitiendo al consumidor (IPC), los alimentos de la cadena del trigo y maíz reaccionan al alza por los altos precios internacionales de las materias primas, y en otros casos, como la papa, por el efecto del paro.
“Sumado a esto, un posible aumento de la TRM por efecto de la rebaja en la calificación crediticia del país (S&P) podría encarecer aún más los alimentos importados; en algún punto, esta tendencia debería llevar a que el consumidor empiece a favorecer el arroz por encima de otros productos que son potencialmente sustitutos”, expuso el informe.
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