El precio del oro, uno de los activos refugio en tiempos de incertidumbre, considerado como el más estable y uno de los de mayor rentabilidad desde que estalló la crisis por Covid-19 hace un año, ha descendido en marzo por debajo de los US$1.700 por onza, algo que no ocurría desde junio, y ubicándose así muy lejos de los más de US$2.000 que tocó en agosto de 2020 como récord.
Hoy el precio del oro cotiza a US$1.717 por onza, pero sigue en una curva descendente ante consecuencias como la subida de la rentabilidad de la deuda pública, el avance de las vacunas Covid-19 que dan mayor seguridad a los mercados de renta fija y variable globales y la aparición de nuevos refugios para algunos inversores como el Bitcoin.
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Esto son importantes factores a tener en cuenta si se considera que el precio del oro ha caído este año hasta un 18% desde el máximo histórico registrado en agosto, cuando superó los US$2.075 por onza.
Pero, ¿qué más está ocurriendo con el precio del oro?
Expertos vinculan este descenso, sobre todo el experimentado en las últimas semanas, al incremento de la rentabilidad de la deuda pública, que ha llevado a los inversores a elegir la renta fija en lugar del oro.
Así lo explica Mariana Mendoza, experta en commodities de la Universidad de los Andes, quien señala que “el aumento de los rendimientos de los bonos, principalmente en EE. UU., es una señal que ha llevado a los inversores globales en oro a vender algunas de sus posiciones e impactando su precio”.
A pesar de esta baja, el precio del oro aún está lejos de los US$1.451 por onza que tocó en marzo al estallar la pandemia de coronavirus, pero sí es una señal de alerta ante posibles bajas más pronunciadas en próximos meses.
Si bien inversores en EE. UU., Europa y Asia están realizando fuertes ventas en oro y el metal vive ahora su etapa más complicada en los mercados desde comienzos de la pandemia, no todo es negativo en el mediano plazo.
Así lo explica Esty Dwek, estratega global de Natixis Investment Managers, quien dijo que la dinámica de commodities entre los que destacan el petróleo y el oro se podrían ver impactados positivamente ante la reapertura económica.
“Los precios del petróleo deberían beneficiarse de la reapertura del comercio, ya que vuelve a cobrar fuerza y la demanda se recupera a medida que empezamos a volver a la normalidad. Sin embargo, es probable que la abundante oferta limite el potencial de apreciación en algún momento. Esperamos que la demanda de oro mejore con la reapertura de las economías de los países emergentes, los bajos rendimientos reales y las expectativas de inflación a medio plazo, aunque por ahora se haya detenido”, agregó Dwek.
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Además, es poco probable que los rendimientos de los bonos sigan subiendo en manera tan ascendente como lo vienen haciendo.
De hecho, gran parte del movimiento se basa en que la Reserva Federal reaccione antes de lo previsto ante una mayor inflación. Sin embargo, Dwek no cree que la inflación vaya a ser alta de forma duradera y la Reserva Federal pasará por alto cualquier aumento de la inflación en los próximos meses, considerándolo «transitorio» y mantendrá su actual postura política a lo largo de 2021.
Por lo tanto, los rendimientos acabarán siendo limitados, especialmente cuando los efectos de base de los bloqueos de 2020 den lugar a grandes cifras de inflación en los próximos meses, lo que impactará directamente el alza o descenso de los precios del oro.
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