Aunque el panorama de vivienda en Bogotá y Cundinamarca muestra señales de recuperación, persisten problemas para lograr viviendas de calidad.
Así lo manifestó Alejandro Callejas Aristizábal, gerente de Camacol Bogotá Cundinamarca, durante su intervención en el Foro Económico Nacional y Seminario de Actividad Edificadora organizado por Camacol Nacional y Camacol Bogotá y Cundinamarca.
El directivo resaltó que el déficit de hogares en Bogotá ha venido bajando, al pasar de un déficit de 286.000 hogares a unos 96.000 hogares en Bogotá, con una variación de 185.000 unidades en el déficit de hogares para la capital del país.
Pero destacó que, si bien el resultado cuantitativo es positivo, cuando se mira desde lo cualitativo hay un reto importante para la ciudad, dado que según datos de Planeación Distrital, se están generando entre 19.000 y 20.000 viviendas que son informales.
“Eso hace que el déficit cuantitativo baje, pero genera mucha presión en cuanto a la demanda de servicios públicos, de generación de espacio público, con hogares que no cumplen los requisitos para que viva una familia en condiciones dignas y de calidad”, indicó.
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Vale tener en cuenta que la informalidad puede enmarcarse dentro de la legalidad, pues una persona que compra un lote y construye una vivienda no incurre en un acto ilegal pero se le considera una construcción informal. En cambio a los constructores que son formales se les exige cumplir con unas normativas de uso de suelo, construcción de andenes o de espacios públicos que en ese caso, le aportan un valor agregado social a la ciudad.
El dirigente manifestó que se necesita permitir al sector privado el desarrollo de más inversiones en construcción para ofrecer una solución formal de vivienda y aumentar la participación en la construcción de la ciudad que quieren los bogotanos.
“Tenemos una informalidad de 50.000 hogares en Bogotá al año y necesitamos abrir el espacio para construir desde la participación de los constructores formales la Bogotá que todos queremos”, indicó.
También manifestó que un gran cuello de botella está en la demora de los planes parciales de planeación, los POT, donde no se están cumpliendo con los tiempos desde su presentación hasta su aprobación final.
Hoy que se está hablando de una reactivación económica del país, como también la discusión de cómo activar la economía de Bogotá, el directivo dijo que es imposible una aceleración en la recuperación con la demora en la aprobación de los planes parciales.
“Los planes parciales desde lo normativo deberían demorarse 160 días, pero con los tiempos de planeación se están demorando entre 185 y 400 días. Sin embargo, cuando hacemos en análisis de Camacol el promedio de demora es de 1.026 días, algunos llegan hasta los 3.000 días, casi 10 años. Así es imposible luchar contra el predio a predio y la posibilidad de tener espacios públicos y planes para la construcción de vivienda en Bogotá”, agregó.
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