Fitch Ratings publicó en su más reciente informe Global Economic Outlook (GEO) que espera que el PIB mundial caiga un 4,4% en 2020, una modesta revisión al alza desde la caída del 4,6% esperada en el GEO de junio.
La recuperación de la actividad económica después de la grave recesión sin precedentes relacionada con el coronavirus entre marzo y abril ha sido más rápida de lo previsto, pero espera que el ritmo de expansión se modere pronto.
«China ya ha recuperado su margen de PIB anterior al virus y las ventas minoristas en EE. UU., Francia y el Reino Unido ahora superan los márgenes de febrero, pero dudamos que esto se convierta en la muy alabada recuperación en forma de ‘V’. En Europa, las empresas están recortando inversiones de capital y el distanciamiento social sigue limitando directamente el gasto del sector privado», dijo Brian Coulton, economista jefe de Fitch Ratings.
Fitch ahora espera que la economía estadounidense se contraiga un 4,6% este año en comparación con una caída del 5,6% en el GEO de junio. En tanto para China espera para 2020 un crecimiento de 2,7%, en comparación con el 1,2% en el GEO de junio.
Estas revisiones se han compensado en parte con recortes en las previsiones de PIB para 2020 para la Eurozona hasta el -9,0% (-8,0%), el Reino Unido hasta el -11,5% (-9,0%) y para los mercados emergentes (EM) excluyendo China hasta el -5,7% (-4,7%). Este último refleja principalmente un gran cambio en el pronóstico de India para el año fiscal que finaliza en marzo de 2021 a -10,5% desde -5,0%.
«No esperamos que continúe el ritmo de expansión en los últimos meses, ya que el impulso de la reapertura se desvanece, las dislocaciones del mercado laboral limitan el gasto de los consumidores y las empresas reducen el gasto de capital. Y con el brote del virus aún no contenido, el comportamiento de distanciamiento social y las restricciones en curso arrastrarán la actividad», agregó Coulton.
Impacto de transporte y ocio
Para Fitch, el sector del transporte y el ocio, que normalmente representa entre el 8% y el 10% del PIB en EE. UU. y Europa, sigue profundamente deprimido y no ha experimentado la recuperación posterior al cierre visto en la industria manufacturera, la construcción o el comercio minorista. Espera que el desempleo aumente significativamente en el segundo semestre de 2020 en la Eurozona y el Reino Unido a medida que se reducen los subsidios laborales y los sectores intensivos en mano de obra, que son vulnerables al distanciamiento social (incluido el turismo), luchan por su recuperación.
La calificadora espera que los nuevos anuncios de flexibilización de la política fiscal desde junio ayudarán a compensar la debilidad de la demanda privada, pero ve que el ritmo de recuperación se moderará a finales de 2020, de modo que el crecimiento del PIB anterior al virus no se alcanzará hasta el cuarto trimestre de 2021 en EE. UU. y el cuarto trimestre de 2022 en la zona euro.
«Seguimos viendo que la senda de recuperación está decididamente en forma de ‘swoosh’. A raíz de una recesión de dos meses, creemos que pasarán 18 meses desde el punto más bajo de abril para que EE. UU. vuelva al PIB del 2019 y 30 meses en la eurozona», dijo Coulton.
De otro lado, los mercados emergentes se enfrentan de muchas maneras a los desafíos económicos más difíciles de la pandemia, dadas las redes de seguridad social y la capacidad de atención médica más limitadas y menos margen para una flexibilización agresiva de las políticas macroeconómicas.
La situación en mercados emergentes
Muchos mercados emergentes se enfrentan ahora a contracciones económicas en una escala comparable o mayor a las observadas en Europa a pesar de tasas de crecimiento subyacentes mucho más altas. No obstante, la relajación de las condiciones crediticias mundiales tras las masivas inyecciones de liquidez del banco central en el primer semestre de 2020 ha proporcionado cierto alivio, dijo Fitch.
Los pronósticos del GEO asumen que se evitará una reversión a enfoques de bloqueo de virus altamente estrictos, pero este es un riesgo negativo clave. Tal escenario podría provocar nuevas caídas en el PIB en emergentes, aunque probablemente en una escala más limitada que la observada en el segundo trimestre de 2020.
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