Un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) da cuenta de que gracias al confinamiento que empezó a darse desde diciembre del año pasado, para prevenir la expansión del Covid-19, ha ayudado para que en países de similares condiciones sociales y financieras a las de Nueva Zelandia el número de muertes se redujera en 90 %, en comparación a un escenario sin cuarentena.
El análisis del organismo multilateral también demuestra que incluso en economías pares a la de Vietnam, donde las restricciones de movilidad se dieron más temprano que en otras naciones, se redujo la muerte en 98 %, mientras que los casos de infección se reprimieron en un 95 %.
El estudio hace la salvedad de que la cifra varía teniendo en cuenta condicionales sociales y capacidad económica, pero también se fijó en aspectos relacionados con la densidad poblacional y el clima.
“Los efectos fueron más intensos en países donde el clima más frío durante el brote produjo tasas de infección más altas, y donde la proporción de población de edad avanzada es mayor y, por lo tanto, más vulnerable a la infección”, se lee en la publicación.
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Y recalca el FMI que “las órdenes de quedarse en casa parecen haber sido relativamente eficaces”. Si bien para el organismo el costo económico es alto, pues la previsión es que la crisis dejé una caída del 3 % en el Producto Interno Bruto (PIB) mundial, recalca que las finanzas de las naciones pueden recuperarse y la pérdida de riqueza no puede compararse con los “cientos de miles” de vidas que se salvaron con este tipo de iniciativas.
“A primera vista se plantea una disyuntiva: salvar vidas o salvar medios de vida. Se trata de un falso dilema: de hecho, controlar el virus es una condición necesaria para salvar los medios de vida, dijo Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.
Hay que recordar que ese organismo duplicó la capacidad de respuesta de emergencia, de US$50.000 millones hasta US$100.000 millones, de modo que los países “accedan del doble de los fondos que disponían en el pasado para emergencias”.
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