Olor a gas lacrimógeno y restos de un gran incendio alteran hoy el tránsito de personas en el centro de Santiago, la capital chilena, tras una nueva jornada de protestas que no amainó con el ajuste ministerial en el Gobierno del presidente Sebastián Piñera.
La marcha se mantuvo pacífica y sin incidentes en la mayor parte de su trayecto por la Alameda Bernardo O’Higgins, la principal arteria de Santiago, si bien acabó siendo reprimida por los Carabineros (policía militarizada) a unos 200 metros del palacio presidencial.
En ese punto se produjeron enfrentamientos con las autoridades, y se sumaron otros incidentes violentos en varios puntos de la capital, informaron medios locales.
El más grave de ellos ocurrió en un centro comercial de la Alameda, donde un ataque y saqueo a varios locales derivó en un incendio de grandes proporciones.
Personas con el rostro cubierto derribaron una malla metálica que protegía la entrada del centro comercial e ingresaron a saquear el edificio, reportó la agencia EFE desde el lugar.
Más de una semana de intensas movilizaciones detonadas por un alza del transporte, que han dejado al menos 17 muertos, llevaron a Piñera a decretar algunas medidas paliativas y cambiar a cuestionadas figuras de su tren ministerial, como el titular de Interior Andrés Chadwick, parte de la derecha que apoyó la dictadura militar.
La portavoz del Gobierno, Karla Rubilar, criticó los destrozos en Santiago y pidió a todos los partidos e instituciones que condenen la violencia adjudicada a un grupo que aprovecha las protestas para crear caos.
“No es la gente que quiere justicia social, no es la gente que quiere un Chile mejor, estamos viendo gente que quiere destrucción y caos”, afirmó Rubilar la noche del lunes al adjudicar los destrozos a un grupo “infinitamente menor”, de unas 6.500 personas, “que creen que pueden tomarse Santiago, pero los vamos a encontrar”, apuntó.
(Con información de Reuters)
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